Si humedeces el interior del zapato con un trapo impregnado en alcohol conseguirás que se adapte más fácil a tu pié y que no te haga daño. Después de tratar el interior con alcohol, debes llevarlos puestos durante media jornada, a ser posible en un momento en el que no tengas que andar demasiado.
Para lavar los zapatos deportivos, introdúcelos en agua con bastante sal, déjalos remojando por 4 horas. Frótalos con un cepillo mojado en agua con lavavajillas y unas gotas de amoníaco. Continúa remojándolas por una hora. Por último, enjuagalos y deja secar a la sombra.
Las manchas de sal que aparecen en invierno en los zapatos, pueden eliminarse frotándolos con agua y vinagre. Una tacita de agua y una cucharada de vinagre.
Los zapatos finos de gamuza puedes limpiarlos cepillando de vez en cuando y si están manchados, pásales un borrador de goma o una esponja seca.
Si al caminar, tus zapatos empiezan a patinar, te recomiendo frotar media papa cruda por la suela de los zapatos. Así evitarás que patinen y, por supuesto, alguna caída innecesaria.
Cuando se te mojen los zapatos rellénalos con papel de periódico y déjalos que se sequen bien antes de proceder a pulirlos.
Lo primero que hay que hacer es trabajar con suavidad. Pasar un cepillo por los zapatos. Luego hacer espuma con agua y jabón líquido y pasar esa espuma sobre la tela de los zapatos. Enjuagar con agua mineral con gas.
Secar a la sombra.
Los zapatos de este material se limpian pasándoles un paño con un limpiador espumoso.
Si te compraste un par de zapatos de un material muy duro y te molesta en alguna zona del pie, frótalo con un algodón impregnado en alcohol de quemar y cálzatelos inmediatamente. De esta manera el calzado tomará la forma de tus pies.
Los zapatos de ante quedarán limpios si los frotas con espuma seca para tapicería. Si se han puesto brillantes por el roce, frota la zona con un cepillo especial o líjala suavemente con una lija gruesa.
Lo primero que debe hacerse es lavarlos muy bien con agua y jabón. Luego, cuando aún están mojados cubrirlos con abundante sal y exponerlos al sol hasta que sequen. Con un cepillo se sacuden bien hasta sacarles toda la sal y por último, se les pasa un algodón empapado en agua con almidón o también puede rociárseles almidón en spray, del que se usa para planchar.
Si tus zapatos te aprietan no olvides meterlos unas horas en el congelador, bien envueltos en una bolsa de plástico. Cuando los calces tus pies moldearán los zapatos.
Si te aprietan los zapatos nuevos, toma un par de trapos, empápalos en agua caliente o alcohol, escúrrelos bien y mételos dentro. Cálzate con ellos cuando estén ligeramente húmedos y comprobarás que se adaptan perfectamente a tus pies.
Si deseas conservar por más tiempo tus zapatos y que no se le formen arrugas, rellénalos con algodón, cuando no los estés usando, para que absorban la humedad.
Quítala con alcohol. Para telas de color, usa una parte de alcohol doméstico, por dos partes de agua. En ropa blanca usa sólo alcohol.
En invierno suelen aparecer en los zapatos ciertas manchas de sal, éstas las puedes eliminar frotando tus zapatos con agua y vinagre. Bastará con una cucharada en una tacita de agua.
Para eliminar las manchas de grasa de los zapatos de lona, rocía sobre la zona afectada un poco de líquido limpia-hornos y frótalos enérgicamente utilizando un trapo o cepillo. Deja que se sequen y quedarán impecables.
Si te aprietan los zapatos, mete dentro de ellos un trapo mojado en vinagre y ponles una horma. Luego cálzalos y verás cómo se amoldan.
Si tus zapatos nuevos rechinan al caminar úntales la suela con un poco de aceite de ricino ¡Y adiós molestia!
Si el zapato de tela tiene alguna mancha, elimínela con una solución que se prepara con éter, alcohol y solvente a partes iguales y se aplica con un vaporizador. Por último, aplique agua mineral.
Para evitar el olor fuerte de estos armarios, coloca en cualquier recipiente algunos granitos de café y otros de anís.
Lava las zapatillas como acostumbras y al último enjuague agrégale vinagre. Es eficaz.